El gobierno de los Estados Unidos anunció la imposición de un arancel del 25% a los productos importados de México, como parte de una estrategia para presionar al país en el combate al tráfico de drogas y en el control de la migración irregular. La Casa Blanca afirmó que la decisión se basa en la necesidad de responsabilizar a México por el control del fentanilo, alegando que el gobierno mexicano mantiene relaciones con los cárteles del narcotráfico.
Además de México, los aranceles también se aplicarán a las importaciones de Canadá y China. Los productos canadienses serán gravados con un 25%, excepto los hidrocarburos, que tendrán un impuesto del 10%. Para China, habrá un incremento del 10% sobre los aranceles ya existentes. En el caso de México, aún no se ha definido qué productos serán afectados ni la fecha de inicio de la medida.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, rechazó las acusaciones de los Estados Unidos y declaró que la economía mexicana no se verá afectada por la medida. Como respuesta, el gobierno determinó la implementación del llamado "Plan B", que incluye aranceles sobre productos estadounidenses y otras acciones comerciales.
Sheinbaum también propuso la creación de una mesa de trabajo entre ambos países para discutir cuestiones de seguridad y salud pública. México sigue evaluando el impacto de la medida y las posibles acciones para mitigar los efectos de los nuevos aranceles impuestos por los Estados Unidos.