La Asociación Mexicana de Fibras Inmobiliarias (AMEFIBRA) reveló que aproximadamente 500 empresas, atraídas por el fenómeno del nearshoring, han trasladado sus fábricas, líneas de producción y centros de distribución desde Asia hacia México. Josefina Moisés, Directora General de AMEFIBRA, resalta que esta migración ha generado una creciente demanda de espacios industriales en el país.
En una entrevista con Forbes México, Moisés destacó que el auge del nearshoring ha beneficiado significativamente a la industria mexicana, pero también ha evidenciado los desafíos en la infraestructura logística del país. La creciente demanda de parques industriales ha resaltado la necesidad de mejorar la red de carreteras y las telecomunicaciones para brindar un entorno propicio a las empresas extranjeras que buscan establecerse en México.
"Tenemos una buena mano de obra, estabilidad macroeconómica, tasas de interés y tipo de cambio estable, lo que permite a los inversionistas evaluar la relocalización de sus áreas de producción en México", afirmó Moisés. Subrayó que, aunque existen desafíos, el mercado inmobiliario sigue siendo una opción sólida y confiable, capaz de resistir crisis económicas globales.
La ubicación estratégica de México, costos de propiedad favorables, diversidad de industrias, mercado en crecimiento, condiciones comerciales beneficiosas, bajos costos laborales y ahorros de costos son atractivos clave para las empresas que consideran el país como destino para el nearshoring.
Moisés también señaló que, a pesar del aumento en la oferta de espacios industriales en 2022, la fuerte demanda ha mantenido comprimido el mercado. Con más de 2000 propiedades y más de 35 millones de metros cuadrados de Área Bruta Rentable (GLA), las FIBRAs (Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces) en México han creado más de 500 mil empleos, siendo 50 mil directos y 450 mil indirectos.
La ejecutiva resaltó que los desarrolladores en México están adoptando la construcción de edificios sustentables. Para lograr ahorros significativos a largo plazo, se implementarán estrategias que incluyen nuevas tecnologías, con el objetivo de reducir al menos un 40% en energía, un 20% en agua y un 20% en energía incorporada en materiales antes de 2050.
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