El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó una nueva regulación que propone la prohibición de dos tipos de vehículos con tecnología asociada a China y Rusia: vehículos conectados, que se comunican con otros vehículos o infraestructuras, y vehículos autónomos, que operan sin conductor. La medida, en la práctica, podría impedir la comercialización de nuevos autos chinos en Estados Unidos.
La propuesta fue justificada por supuestas preocupaciones relacionadas con la seguridad nacional, con el temor de que empresas chinas y rusas puedan acceder a los datos de conductores e infraestructuras en Estados Unidos, además de la posibilidad de control remoto de esos vehículos, generando riesgos como accidentes o bloqueos de carreteras. “Los vehículos modernos ya no son solo acero y metal sobre ruedas”, afirmó Gina Raimondo, secretaria de Comercio, en una conferencia de prensa, alertando sobre vulnerabilidades en ciberseguridad.
Actualmente, la mayoría de los vehículos en las carreteras de Estados Unidos, ya sean impulsados por gasolina o eléctricos, son clasificados como "conectados", con la capacidad de conectarse a internet y de intercambiar datos con dispositivos internos y externos. El Departamento de Comercio inició la investigación en febrero de 2024, a pedido de Biden, para evaluar si las importaciones de vehículos chinos representaban un riesgo para la seguridad nacional.
La investigación, que inicialmente se centraba en China, se amplió para incluir a Rusia, debido a preocupaciones de que el Kremlin pudiera acceder a datos a través de empresas tecnológicas. La conclusión fue que ciertas tecnologías de China y Rusia ofrecen riesgos para infraestructuras críticas de Estados Unidos, además de comprometer la privacidad de los usuarios de esos vehículos.
La nueva regulación propone la prohibición de la importación y venta de vehículos que utilicen software o hardware de comunicaciones, como módulos Bluetooth, celulares, satelitales y Wi-Fi. También está prevista la prohibición de vehículos altamente autónomos, aquellos que operan sin conductor.
Con la propuesta publicada, se abre un período de 30 días para que el público y las partes interesadas, como la industria automotriz, presenten comentarios. El objetivo es que la regulación entre en vigor para el 20 de enero de 2025, antes de que termine el mandato de Biden. Los fabricantes tendrán plazos para adaptarse: la restricción sobre software se aplicará a los modelos de 2027, mientras que la prohibición de hardware comenzará en enero de 2029.
La propuesta será válida para todos los vehículos de carretera, incluidos autos, camiones y autobuses, exceptuando vehículos agrícolas y de minería que no circulen en vías públicas.